Elena Poniatowska
Arnaldo Córdova y el amor
(La Jornada)
Mas de
Verlo en las reuniones en casa de Lilia y Chema Pérez Gay era un espectáculo. Ya sentado en el gran sofá de la izquierda, empezaba a gesticular, a sacudir la cabeza, a alzar los hombros, a enojarse y uno se preguntaba quién domaría a este hombre de una inteligencia implacable. Siempre a contracorriente, se levantaba como resorte a protestar, a interrumpir al orador en turno, a demostrar que estaba equivocado. Su campo magnético era mucho mayor que el de cualquiera. A a su lado, Antonio Gershenson, aplastado como flan de sémola, cerraba los ojos quizá para abrirlos un minuto más tarde y rebatirlo.